Más allá del asesoramiento y la atención en materia de reproducción y enfermedades de transmisión sexual, la salud sexual está encaminada a la consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad y las relaciones personales. Dentro de la ella se incluye la salud reproductiva, que trata de la capacidad de los individuos y parejas de disfrutar de una vida sexual y reproductiva satisfactoria, saludable y sin riesgos, con la absoluta libertad para decidir de una manera responsable e informada.
Hasta hace poco tiempo hablar de salud sexual era considerado un tema tabú. Sin embargo, las campañas divulgativas han facilitado el acceso a la información a personas de todas las edades y condiciones. Afortunadamente, hoy en día, se aborda la temática desde el respeto, brindando la información necesaria para que hombres y mujeres adquieran y mantengan hábitos sexuales saludables. Se ha demostrado que la salud sexual es un importante indicador del grado de salud general de los individuos y de su satisfacción con la vida.
Salud sexual en Fibrosis Quística
Actualmente muchos jóvenes con Fibrosis Quística tienen pareja, una vida sexual plena, e incluso han formado una familia. Los expertos señalan que no existe una sexualidad diferente de las personas con Fibrosis Quística, tienen niveles normales de hormonas sexuales (progesterona, estrógeno y testosterona) y pueden llevar una vida sexual normal, ya que el desempeño sexual o el deseo de intimidad no se ven afectados.
Pero sí hay algunas consideraciones que se deben tener en cuenta en Fibrosis Quística respecto a la sexualidad. Una de ellas es el esfuerzo físico a la hora de mantener relaciones sexuales que, según el grado de afectación y de la etapa en la que se encuentre la persona, sí que puede suponer un esfuerzo importante. Para ello, en la guía “Hablemos de sexo”, publicada por la Federación Española de FQ en 2009, se pueden encontrar una serie de recomendaciones e incluso posturas que permiten aminorar el gasto energético, evitar la tos y facilitar la respiración.
También es importante saber cómo puede afectar la medicación habitual de la Fibrosis Quística en este sentido, especialmente en las mujeres, a quienes el uso frecuente de antibióticos puede atacar a la flora vaginal, aumentando la probabilidad de padecer infecciones por hongos. Además, los antibióticos y algunos medicamentos como Orkambi, se sabe que disminuyen la eficacia de la píldora anticonceptiva, por lo que es recomendable tener precaución cuando se están tomando dichos tratamientos.
Por otra parte, no debemos olvidar algunos factores psicológicos derivados de la Fibrosis Quística que pueden influir en el bienestar sexual de la persona, como pueden ser periodos de ansiedad o depresión (a los que hicimos referencia en la píldora informativa de julio), o incluso problemas de autoestima o imagen corporal que pueden ejercer presión en las relaciones íntimas e incluso provocar disminución temporal de la libido.
Según una encuesta publicada en la guía “Hablemos de sexo” y realizada a un pequeño grupo de jóvenes con Fibrosis Quística, el 30% de ellos afirmaba tener alguna dificultad en las relaciones sexuales en general. Y la mayoría de estas dificultades se relacionaban con el orgasmo (en un porcentaje similar a la población general), la falta de deseo, la dispareunia o coitalgia (dolor durante el coito), la sequedad vaginal, la eyaculación o la percepción de pene pequeño.
La cuestión de las infecciones de transmisión sexual (ITS) también debe ser tenida especialmente en cuenta en la Fibrosis Quística y no relajar las medidas de protección por pensar únicamente en la anticoncepción o en que puede haber pocas probabilidades de tener un embarazo no deseado debido a la FQ. Las ITS pueden tener importantes consecuencias en la salud de las personas con FQ, así como suponer, en algunos casos, la contraindicación para un trasplante de pulmón.
Sexualidad en tiempos de COVID-19
La pandemia de COVID-19 que vivimos desde comienzos de este año ha cambiado drásticamente nuestra forma de relacionarnos, con el objetivo de protegernos lo máximo posible frente al virus. Esto afecta especialmente a las relaciones íntimas entre las personas.
Tal y como aconsejan en las guías recientemente publicadas por el Departamento de Salud de Nueva York y la Agencia de Salud Pública de Barcelona, durante la pandemia es recomendable no mantener relaciones sexuales con nuevas parejas, especialmente no besar ni intercambiar saliva con personas con las que no se conviva.
En el caso de parejas habituales no convivientes, si las dos personas se encuentran bien y practican un distanciamiento social con el resto de personas, no tendría por qué suponer un problema el tener relaciones sexuales. Pero igualmente es importante mantener una buena higiene, lavándose las manos con agua y jabón antes y después del sexo, utilizando protectores de látex durante el sexo oral y anal, y en caso de utilizar juguetes sexuales, lavarlos bien con jabón y agua caliente.
Para las personas que no tengan pareja habitual, existen otras prácticas sexuales consideradas seguras en tiempos de COVID-19, como la masturbación individual o el “sexting” (intercambio de mensajes eróticos a través del móvil u ordenador). En el caso de que una pareja decida practicar “sexting” es muy importante que tome ciertas precauciones para preservar su intimidad.
Reproducción en Fibrosis Quística
El pronóstico de la Fibrosis Quística ha evolucionado mucho en las últimas décadas y se han empezado a tener en cuentas cuestiones que antes no se planteaban. Ahora, el tema de la fertilidad y la reproducción supone una de las principales preocupaciones para los pacientes adultos. Según la “Investigación de la situación psicosocial de las personas con Fibrosis Quística en España”, elaborada por la FEFQ, el 13% de los encuestados con FQ tenía hijos en 2011. Un porcentaje que, presumiblemente, ha ido aumentando en estos últimos años.
Sabemos que la Fibrosis Quística afecta de manera importante a la reproducción, ya que el 97% de los hombres tienen los conductos seminales bloqueados o ausentes y un 20% de mujeres presenta dificultades para quedarse embarazada a causa de un moco cervical engrosado, que dificulta la movilidad de los espermatozoides hacia el óvulo. Pero gracias a los avances de la medicina reproductiva, estas dificultades se pueden salvar.
Uno de los retos conseguidos en esta materia en los últimos años ha sido la consecución de una gestación con los espermatozoides u óvulos propios de las personas con FQ, ya que anteriormente las únicas opciones reproductivas eran la adopción o la inseminación artificial. Actualmente existen técnicas de punción testicular que dan una oportunidad a los hombres que quieren ser padres.
Algunos especialistas en reproducción pueden rechazar el esperma postrasplante para su uso en fertilización in vitro, inseminación y otras técnicas de tecnología de reproducción asistida, por la posibilidad de que los medicamentos contra el rechazo comúnmente recetados puedan causar defectos en el nacimiento. Por ello, se recomienda a los hombres con FQ que deseen tener una familia en el futuro que lo analicen con sus médicos antes de un trasplante. Aunque esto no siempre es así, tal y como explicó Patxi Irigoyen al relatar su experiencia de paternidad tras el trasplante en la Revista FQ nº 74 (página 21 -1º cuatrimestre de 2015).
En el caso de que ambos progenitores sean portadores de la FQ, el diagnóstico genético preimplantacional (DGP) ofrece la posibilidad de examinar el embrión antes de su colocación en el útero para determinar la presencia de genes FQ en el ADN. Este es un procedimiento necesario en el caso de parejas que ya han tenido algún hijo o hija con FQ y quieren volver a tener descendencia.
Por otra parte, cuando una mujer con Fibrosis Quística quiere quedarse embarazada, además de analizar si su pareja es portadora del gen de la FQ, es necesario programar el embarazo debido al riesgo de complicaciones que puede sufrir a causa de su enfermedad. También hay que tener en cuenta los fármacos, ya que muchos son tóxicos para el embrión y a veces hay que modificar el tratamiento.
En algunos casos, una vez que se valora el estado general, nutricional y la función respiratoria de la mujer con FQ, se desaconseja el embarazo porque puede suponer un riesgo elevado para su salud. Esto ocurre, sobre todo, en pacientes con mal estado nutricional, enfermedad pulmonar grave, cor pulmonare (insuficiencia cardiaca como resultado de un desorden respiratorio), trasplante pulmonar, enfermedad hepática grave o diabetes mellitus.
A pesar de eso, la Fundación Norteamericana de Fibrosis Quística (CFF) afirma que, hoy en día, la mayoría de las mujeres con FQ no tienen problemas para quedarse embarazadas y tienen embarazos saludables. Y el 85% de las parejas afirmaron poder concebir dentro de los primeros 12 meses después de suspender la anticoncepción.