Bajo los auspicios de la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas el 15 de octubre se celebra el Día Mundial del Lavado de Manos como un modo de sensibilizar y difundir una práctica higiénica clave en la promoción de la salud y en la prevención de enfermedades como los problemas gastrointestinales y las infecciones respiratorias.
La visión que orienta el Día Mundial del Lavado de Manos es la de generar una cultura tanto local como global de un correcto lavado de manos con agua y jabón. Si bien alrededor del mundo las personas se lavan las manos con agua, pocas lo hacen con jabón en los denominados momentos críticos (por ejemplo, después de usar el inodoro, de limpiar las heces de un niño y antes de manipular alimentos, tras tocar tierra o animales, etc). En algunos casos esto se debe a la ausencia o restricciones de agua, a la falta de jabón o de infraestructuras adecuadas, etc. Por otro lado, en los países más desarrollados, la práctica del lavado de manos con agua y jabón a menudo se entiende que está lo suficientemente extendida y se minimiza u olvida la importancia que tiene.
El desafío es que el lavado de manos con jabón pase de ser una buena idea abstracta a un comportamiento automático y frecuente en los hogares, escuelas y comunidades de todo el mundo.
Enraizar la práctica del lavado de manos con jabón antes de comer y preparar alimentos y después de usar el inodoro podría salvar más vidas que cualquier vacuna o intervención médica, reducir las muertes por diarrea casi a la mitad y evitar un cuarto de las muertes por infecciones respiratorias agudas en todo el mundo.
A nivel global, se considera que el hecho de que más personas se laven las manos con jabón podría contribuir de manera significativa a alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y reducir en dos terceras partes de las muertes de niños menores de cinco años.
