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PSICOSOCIALSENSIBILIZACIÓN

La Plataforma de Organizaciones de Pacientes publica una guía para favorecer la inclusión laboral de las personas con enfermedad crónica

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En Europa, 1 de cada 3 personas en edad laboral tiene una enfermedad crónica que impacta en su vida personal, familiar, social y laboral. Estas personas pueden y desean trabajar. Sin embargo, muchas sienten preocupación por las consecuencias del impacto de su enfermedad en el desempeño de su trabajo.

Las empresas son conscientes de la importancia de favorecer la promoción de la salud en sus equipos de trabajo, pero es necesario que transformen la forma como abordan las necesidades crónicas de salud de sus trabajadores/as.

Bajo esta premisa, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) y Malta Health Network (MHN) han elaborado la guía ‘La gestión de personas con enfermedad crónica en el ámbito laboral‘ y desarrollado un vídeo en el que se pone de relieve las ventajas para empleadores y trabajadores de crear un entorno laboral más inclusivo, positivo y saludable.

 

La guía, que está dirigida a empresas y empleadores/as, persigue un doble propósito. Por un lado, informar a las empresas sobre el impacto de la cronicidad en el empleo y las necesidades de estos trabajadores/as. Por otro, orientarlas sobre los posibles ajustes a implementar que contribuyan a favorecer la inclusión de las personas con enfermedad crónica en los espacios de trabajo.

«Poder trabajar es una de las mayores preocupaciones y motivos de consulta a las asociaciones de pacientes», afirma la presidenta de la POP, Carina Escobar. «Es una realidad que el desempleo o el despido afectan más a las personas que tienen una enfermedad crónica”. Además, añade que “desarrollarse en el ámbito laboral es una vía para alcanzar una mayor calidad de vida, ya que sentirse activo y productivo tiene beneficios sobre la salud física y mental. La Administración, empresas, empleadores/as y trabajadores/as deben buscar la mejor forma de que la persona con enfermedad crónica pueda desarrollar su talento en beneficio de todos”, sostiene Escobar.

En este sentido, la presidenta de MHN, Gertrude Buttigieg, destaca que “en estos momentos en los que hay una situación económica difícil en toda Europa, tener personas con enfermedades crónicas en el lugar de trabajo es beneficioso a todos los niveles». Manifiesta que esto es así «para los propios pacientes crónicos, ya que tener un empleo remunerado, incluso a tiempo parcial, ayuda en su salud física, mental y vida social», como para «los propios empleadores, ya que la voluntad de estos pacientes de contribuir a su lugar de trabajo brinda un mejor rendimiento para las empresas y no tienen que buscar la contratación de nuevas personas y perder el personal cualificado y capaz”, explica Buttigieg.

 

La promoción de la salud en el entorno laboral

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la salud, la seguridad y el bienestar de las y los trabajadores es de gran importancia para ellas/ellos y sus familias, y también para la productividad, la competitividad y la sostenibilidad de las empresas. En este sentido, es necesario que sociedad, empresas/empleadores y trabajadores aúnen esfuerzos para incorporar acciones específicas que protejan a las personas que tienen una enfermedad crónica. Abordar las enfermedades crónicas en el lugar de trabajo conducirá a un crecimiento económico más fuerte, un empleo más rentable, una menor dependencia de las prestaciones estatales, menos demandas en los sistemas de salud y mayor productividad.

El trabajo es el lugar donde las personas pasan gran parte de su tiempo por ello, “empresas, empleadores/as y trabajadores/as deben buscar la mejor forma de que las personas con enfermedades crónicas puedan conseguir un puesto de trabajo de manera saludable, contemplando sus necesidades una plena inclusión laboral, favoreciendo el cuidado y la salud de todos y promoviendo empresas más saludables e inclusivas”, destacan ambas organizaciones.

Hasta la fecha se han diseñado diversidad de recursos y herramientas dirigidas a las empresas y responsables de los centros de trabajo para contribuir a la promoción y mejora de la salud en los entornos de trabajo, así como a la prevención de enfermedades derivadas de la actividad laboral. “Estas herramientas son fundamentales para garantizar que las personas que presentan condiciones crónicas de salud puedan mantener su empleo en igualdad de condiciones o acceso a nuevos puestos en entornos libres de obstáculos que pudieran propiciar el abandono o pérdida del empleo”, concluyen la POP y MHN.

Por último, tanto la POP como MHN subrayan que las organizaciones de pacientes son un agente social y comunitario esencial en esta sociedad que trabajan para acompañar a las personas con enfermedad desde el diagnóstico y en todo su proceso de vida. Esto implica desarrollar acciones que cubran el conjunto de necesidades y que complementen la atención recibida por los sistemas públicos.

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